Después de la tempestad…

Después de la tempestad .. por Er Ñero José M. Aguilera
04 de Junio de 2003

Los filósofos de pueblo de nuestro país, aquella gente sencilla que traducía en refranes los conocimientos y sapiencia que la vida común les enseñaba, y mas probablemente margariteños o costeros (!), deben haber sido los que crearon esa gran máxima: “después de la tempestad .. viene la calma”. Si no es así… como si fuese. Es casi de Perogrullo…. por aquello de que no hay mal que dure cien años… ni cuerpo que lo resista.

Abundan los refranes con profundidad filosófica. Un político famoso de nuestro tiempo… no tan célebre por cierto, dijo una vez… parafraseando la sapiencia popular, o quizás queriendo adueñarse de ella, en medio de una de las mas graves crisis políticas de Venezuela: …. “llueve y escampa”. Sus acciones de gobierno lamentablemente han demostrado que algunas veces la lluvia cambia de forma… pero uno sigue sufriendo las consecuencias de la empapada. En el caso de nuestro político, nos dio dos de ellas: una en el período 73-78, y otra del 89 al 91 que no sabemos si fue “afortunadamente” inconclusa .. o no. Lo cierto es que las consecuencias de esos errores y los de muchos otros de nuestros gobernantes y políticos…. y de nosotros todos los venezolanos, las seguimos pagando….. y con creces, según cuentan algunos mensajes de hoy que recibimos de Caracas en estos apartados confines del Océano Atlántico.

Pero… basta de política. Hablemos de mar y velas.

Afortunadamente, como sugieren nuestros comentarios al epígrafe, las cosas han tomado, en los últimos 3 días, un curso distinto, a las emociones fuertes y desagradables de aquel primer largo día. El mar y el sol nos han tratado muy bien, ha escampado, sobre todo lunes y martes, y ello ha permitido a la tripulación del O’Comillas estabilizarse emocional y físicamente. No sin dificultades, escollos y sorpresas. Andrés Jr., convaleciente de sus males de mar, ya ha perdido el colorcito amarillo apio que nos tenía muy preocupado, y lo ha venido dorando al sol.

Mi ancestro, vocación, y prácticas del pasado me llevan a sacar mis aparejos de pesca apenas mejora el tiempo. Y así, la misma mañana del primer día de relativa paz, saco a pasear mis mejores carnadas plásticas sin mucho éxito. Mejor suerte ayer, cuando una inocente sardina plástica de colores muy brillantes atrae al hambriento anzuelo un mediano atún- también hambriento.. el pobre, que inmediatamente fileteamos – a la usanza margariteña- y cortamos en trozos -al estilo japonés-, para finalmente degustarlo hasta el final con salsa de soya. Es un plato típico japonés que muchos conocerán: Sashimi, que no es más que pescado crudo con Salsa de soya. El Gallego mayor lo prueba con sigilo y cierta aprehensión. El gallego menor, como cualquier otro de su generación, y en vías de reponerse de una condición crónica de “mal de mar” lo idealiza como una de sus grandes objetivos de la aventura. Entre todos nos comimos hasta el último pedazo que nuestro fatigado cuerpo resiste. Le garantizo al Jr. que si logra comerse una buena ración y pasarlo con una cerveza…. tendrá la cura casi eterna contra ese mal de mar…. y así procede.. pienso que demostrando la exactitud de mi diagnóstico.

Unas 24 horas después para mi gran tranquilidad todo la tripulación está sana, y sintiéndose muy bien, por lo cual debemos concluir que no hubo equívocos en la preparación del sashimi. La única duda que a uno le queda, quizás por la influencia de esa escéptica consideración que siempre hace mi madre en lo que respecta a comer pescado, es si verdaderamente el pescado estaba fresco????? (Que vooooo luntad).

La navegación a Vela es un concepto diferente a los métodos comerciales y la mayoría de los métodos de navegación deportiva que dependen menos del viento y las condiciones atmosféricas. En éstos últimos, normalmente uno establece el punto de salida y el de destino….. y como en la aritmética elemental, la línea recta es la distancia mas corta entre dos puntos. Esa línea recta determina el rumbo de la navegación. No es así la navegación a Vela. Los barcos de Vela navegan gracias al efecto que el viento ejerce sobre las velas, creando una componente de fuerzas que “empujan” el barco … y lo “halan”.

Para aquellos aficionados –o casi profesionales de la navegación, como mi compadre el Chino Boccardo, y mi hijo Henrique quienes están preguntándose por que tanto zig-zag en el curso de nuestra navegación, resulta que a partir del lunes, hemos tenido poco viento y casi siempre de popa (de espalda), lo cual demuestra una vez mas que somos unos inconformes: primero queríamos vientos… pero bueno….no tanto…. Y ahora… que vaina…. no hay viento suficiente. En fin… para continuar con la teoría, las velas funcionan como las alas de un avión, se curvan con el viento, y la diferencia de velocidad entre la parte mas larga de la vela (la exterior) y la mas corta (la interior) crea igualmente una diferencia de presión que hace que el velero avance…. Al igual que la curvatura de las alas hace que los aviones vuelen. Pero eso es teoría e ingeniería moderna porque en la época de Colón, por ejemplo, se entendía que los barcos solo podían ser movidos “empujados” por el viento, por lo que las velas de las carabelas eran perpendiculares al eje de las embarcaciones, las cuales por supuesto, solo navegaban con vientos de popa o, en general vientos que soplaban por la parte posterior del buque. Al menos eso buscaban los navegantes de aquellas épocas… y funcionaba. Pero la eficiencia mayor en estas corotos modernos, se logra navegando en un ángulo en relación al viento que permita el efecto antes descrito. Para los expertos estas explicaciones serán tediosas. Para los humanos corrientes, se pretende que ayude a entender que las variaciones del curso que llevamos se deben justamente a dos cosas: aprovechar al máximo los vientos, y evitar al máximo los riesgos de tempestades. Ya tuvimos nuestra dosis y hemos decidido no arriesgarnos a pasar otros momentos como los que intenté describir en mi mensaje anterior.

Todo está húmedo en el barco. No hemos comido sino alimentos fríos. Para calentarse hay que embojotarse. Nuestro capitán decide que hay que cocinar en caliente… y ayer por la noche tenemos una suculenta sopa (de lata… pero caliente sabía a gloria), seguida de una pasta a la Espiñeira… mejor que la de Da Franca… uno de los restaurantes caraqueños que siempre consideramos a la hora de una ración tipo italiana. Así que con ese espíritu avanzamos también a desayunos calientes –cosa que pensé nunca mas vería en mi vida. Y así nuestra hábitos alimenticios me hacen pensar que es posible sobrevivir esta aventura por el lado alimenticio. Esta noche… Arroz con todo… una receta que aprendí de nuestra amiga Lina Carvajal pero que me ha hecho prometer que no divulgaré. Finalmente los tres días de sol completo o mediano nos ayudan a alcanzar una situación de comodidad en lo que a humedad respecta.

Necesitábamos un buen baño. Habíamos tenido muchos, pero de agua salada. Decidimos que sí…lo hacemos con gran gusto y …..por fin nos cambiamos la ropa. Nos sentimos casi gente otra vez. Pero como siempre, hay accidentes. Alguna válvula de agua dulce queda goteando y perdemos una cantidad importante del preciado líquido. No es la de beber, ya que agua potable llevamos en envases plásticos separados. Los baños serán mas esporádicos, los platos y enseres serán lavados con agua salada, al igual que la ropa. El Capitán Andrés decidió donar al Atlántico toda su ropa de invierno ya que piensa no usarla mas en el viaje (vale decir que se puso a lavar en la popa del velero su ropa usada y en meneo de la nave, la ropa cayó al mar y con tanto sucio se hundió inmediatamente –se desconoce si será demandado por contaminación que solo se compara con la tragedia del buque petrolero hundido en Alaska –ya ni me acuerdo del nombre).

La tripulación se sienta a recapitular y planificar. Comenzamos a platicar de las experiencias. Pretendemos evaluar algunos problemitas. Tratamos de hacer las llamadas que nuestras familias esperan ansiosas. Nos enteramos del sensible fallecimiento de una hermana de Andrés en Madrid. Nos sentimos con una gran pérdida.. tan lejos. Nos crea un vacío de emoción… un hueco. La conocimos por muchos años a Auri. Dios la acoja en su Gloria. No encuentro las palabras para transmitir al Capitán mi pesar por su pérdida.

Trato de sentarme y escribir tantas emociones e impresiones. Pero la actividad aquí es incesante. Ajustar la escota de la mayor….ahora soltar la Trinqueta… no!!!, mejor saquemos la Génova….prender la planta… cargar las baterías, cocinar, lavar, reparar daños, etc…etc.. Hay dos capitanes expertos en veleros que dan órdenes … y un grumetillo margariteño para cumplirlas… no hay proporción ni para un motín a bordo.

Tampoco hay mucho tiempo para dormir…. Lo que se dice pues…DORMIR. De noche hay que hacer guardias. Durante la tormenta del domingo por la noche vemos un edificio moverse a estribor… y pensamos… será que estamos cucú y ya vamos a comenzar a ver visiones??? Pero no, estamos en la ruta de grandes buques mercantes y este bicho en particular pasó a no mas de 300 metros de nosotros rezongando con su característico silbato para que nos apartáramos. Tomamos conciencia de esos riesgos y establecemos una rutina de vigilancia a través del radar para que nos avise con una alarma si detecta un monstruo de esa categoría.. o aún menor… porsia. Pero también porsia… uno o dos de nosotros va a cubierta por unas 3 horas a lo largo de la noche para asegurarnos de no tener sorpresas.

Muchos recuerdos y hasta la próxima reseña.

Er Ñero Aguilera
N 40º 55’ W 60º 48’