Jun 6 2003

COB Alarm

Some of you may be familiar with the term MOB (men over board) Many of today’s equipment has a button with the acronym MOB just for the purpose of recording the location of a person should he/she were to fall overboard. On Wednesday we had a need for COB button or alarm. COB (and my father wants full rights to this term) stands for clothes over board. Yup, you heard me right, CLOTHES, as in a bag full of them that were in the process of being washed.

Taking advantage of the very light seas on Wednesday, my father tied one of those mesh bags used for separating clothes in the washer to put a bunch of clothes in them, soap them up and then rinse them in salt water. Except somewhere in the process the little rope used to tie the bag together broke from the stronger rope we had on the sailboat as my father watch somewhat incredulously as to what was happening to him. Those were some of his clothes that had kept him warm during the rough seas and cold of the storm, except now they were floating, kind of, in the middle of the Atlantic Ocean.

Since we didn’t have a COB button we used the closest thing we had the MOB button which recorded the location of when the button was pressed. That is a little piece of reality here. MOB doesn’t track the location of anything on the water. They only way to do that is to have a transmitter on whatever felt overboard. It tracks the location the sailboat was when the button was pressed and that is normally a sufficient enough approximation for someone with a bright red live jacket or live saver doing their darnest to make sure you see them. Clothes somehow don’t do that and as we later found out impossible to find once they are “sort of” floating and not quite visible on the surface.

But my father’s face of astonishment was only second to José Manuel’s surprise face when he accidentally pulled the self inflating lever on his life-jacket-harness. Just like that he had been transformed into one of those birds you see in National Geographic or Animal Planet with their necks all filled up during their mating routine. Somehow, to my bewilderment, I don’t have a photo of this event. I guess in between the laughing my head off and peeing my pants I forgot to capture the moment for prosperity. He shall not be so lucky next time 😉


Jun 6 2003

Sobre el nombre O’Comillas

Sobre el nombre O’Comillas
por Er Ñero José M. Aguilera

El O’Comillas, así visto, se porta muy bien. Hace honor a su legado histórico. Nuestro amigo Emilio Martínez nos envía desde Madrid la información de los homónimos. “El Buque “Marques de Comillas” fué botado en Ferrol, Galicia, en Marzo de 1927. En 1961 tuvo un incendio en los astilleros de Astano de Ferrol y debido a los grandes daños y su edad se optó por no repararle y fué desguazado en 1962. Eran 2 buques gemelos, Marques de Comillas” y el “Magallanes” los cuales entraron en servicio en 1928. A pesar de ser gemelos su acomodación para pasaje variaba en cada barco, y era aproximadamente de 145 pasajeros en Primera, 50 en Segunda y 40 en Tercera, con grandes variaciones en Emigrante que variaba entre 530 y 830 dependiendo del barco. Los emigrantes eran alojados en literas situadas en los entrepuentes. En posteriores reformas se les reconvirtió en tres clases: Primera, Segunda y Turista”. (Andrés dice que viajó en primera….. pero en realidad lo que quiere decir es que fue la primera vez que viajó….. y fue en clase emigrante.

En lo que respecta al personaje, el mismo se trata de Antonio López y López, nacido en el pueblo de Comillas, Cantabria, en 1870, de familia humilde, quien amasó una gran fortuna en Cuba, (la “masa” de Andrés fue en Venezuela, a pesar de que inicialmente emigró a Cuba), compró el Palacio Moja de Barcelona, a tono con su nueva riqueza y en 1875 pasó a ser su residencia, emprendiendo obras importantes de reformas y decoración. El palacio que anteriormente fuera mansión de nobles, pasó a ser centro mercantilista del nuevo rico. En 1878 se le nombra Marqués de Comillas, pasando a ser noble y por ende senador.

La entrada de la familia Comillas-Güell en el Palacio de Las Ramblas, se tradujo en una ornamentación barroca influida por las nuevas tendencias francesas que proponían el regreso al clasicismo y a la sobriedad de líneas, especialmente en la llamada “planta noble”, con los consiguientes salones rosa, azul y verde.

El marqués de Comillas estaba muy vinculado a la monarquía, (obviamente de esa forma consiguió el marquesado, por lo cual después de este viaje, estamos pensando pedir un título nobiliario para cada uno de los tripulantes del O’Comillas: Duque de Ares, Conde de Denver, Marqués de Porlamar … etc.), y especialmente a Alfonso XII, el cual al entrar a España después de la Restauración, durmió en el salón azul de esta mansión. En 1886 también fue huésped de honor San Juan Bosco de cuya habitación aún quedan recuerdos.

En 1891, el marqués de Comillas instaló en el segundo piso del Palacio las oficinas de la Compañía Trasatlántica de la que era fundador y presidente, teniendo la exclusiva de la ruta entre España y Las Antillas. El marqués, por aquello de que la cultura “ennoblece”, fue el mecenas y protector de Mosen Cinto Verdaguer, el cual le dedicó su obra La Atlántida. Mosen Cinto pasó a vivir en el Palacio Comillas (1876 a 1891), en la segunda planta, en una habitación extremadamente austera a la que difícilmente llegaba el ruido de las ajetreadas Ramblas. Celebraba misa para la familia en la capilla anexa al salón principal.

¿Cómo les quedó el ojo?


Jun 5 2003

Después de la tempestad…

Después de la tempestad .. por Er Ñero José M. Aguilera
04 de Junio de 2003

Los filósofos de pueblo de nuestro país, aquella gente sencilla que traducía en refranes los conocimientos y sapiencia que la vida común les enseñaba, y mas probablemente margariteños o costeros (!), deben haber sido los que crearon esa gran máxima: “después de la tempestad .. viene la calma”. Si no es así… como si fuese. Es casi de Perogrullo…. por aquello de que no hay mal que dure cien años… ni cuerpo que lo resista.

Abundan los refranes con profundidad filosófica. Un político famoso de nuestro tiempo… no tan célebre por cierto, dijo una vez… parafraseando la sapiencia popular, o quizás queriendo adueñarse de ella, en medio de una de las mas graves crisis políticas de Venezuela: …. “llueve y escampa”. Sus acciones de gobierno lamentablemente han demostrado que algunas veces la lluvia cambia de forma… pero uno sigue sufriendo las consecuencias de la empapada. En el caso de nuestro político, nos dio dos de ellas: una en el período 73-78, y otra del 89 al 91 que no sabemos si fue “afortunadamente” inconclusa .. o no. Lo cierto es que las consecuencias de esos errores y los de muchos otros de nuestros gobernantes y políticos…. y de nosotros todos los venezolanos, las seguimos pagando….. y con creces, según cuentan algunos mensajes de hoy que recibimos de Caracas en estos apartados confines del Océano Atlántico.

Pero… basta de política. Hablemos de mar y velas.

Afortunadamente, como sugieren nuestros comentarios al epígrafe, las cosas han tomado, en los últimos 3 días, un curso distinto, a las emociones fuertes y desagradables de aquel primer largo día. El mar y el sol nos han tratado muy bien, ha escampado, sobre todo lunes y martes, y ello ha permitido a la tripulación del O’Comillas estabilizarse emocional y físicamente. No sin dificultades, escollos y sorpresas. Andrés Jr., convaleciente de sus males de mar, ya ha perdido el colorcito amarillo apio que nos tenía muy preocupado, y lo ha venido dorando al sol.

Mi ancestro, vocación, y prácticas del pasado me llevan a sacar mis aparejos de pesca apenas mejora el tiempo. Y así, la misma mañana del primer día de relativa paz, saco a pasear mis mejores carnadas plásticas sin mucho éxito. Mejor suerte ayer, cuando una inocente sardina plástica de colores muy brillantes atrae al hambriento anzuelo un mediano atún- también hambriento.. el pobre, que inmediatamente fileteamos – a la usanza margariteña- y cortamos en trozos -al estilo japonés-, para finalmente degustarlo hasta el final con salsa de soya. Es un plato típico japonés que muchos conocerán: Sashimi, que no es más que pescado crudo con Salsa de soya. El Gallego mayor lo prueba con sigilo y cierta aprehensión. El gallego menor, como cualquier otro de su generación, y en vías de reponerse de una condición crónica de “mal de mar” lo idealiza como una de sus grandes objetivos de la aventura. Entre todos nos comimos hasta el último pedazo que nuestro fatigado cuerpo resiste. Le garantizo al Jr. que si logra comerse una buena ración y pasarlo con una cerveza…. tendrá la cura casi eterna contra ese mal de mar…. y así procede.. pienso que demostrando la exactitud de mi diagnóstico.

Unas 24 horas después para mi gran tranquilidad todo la tripulación está sana, y sintiéndose muy bien, por lo cual debemos concluir que no hubo equívocos en la preparación del sashimi. La única duda que a uno le queda, quizás por la influencia de esa escéptica consideración que siempre hace mi madre en lo que respecta a comer pescado, es si verdaderamente el pescado estaba fresco????? (Que vooooo luntad).

La navegación a Vela es un concepto diferente a los métodos comerciales y la mayoría de los métodos de navegación deportiva que dependen menos del viento y las condiciones atmosféricas. En éstos últimos, normalmente uno establece el punto de salida y el de destino….. y como en la aritmética elemental, la línea recta es la distancia mas corta entre dos puntos. Esa línea recta determina el rumbo de la navegación. No es así la navegación a Vela. Los barcos de Vela navegan gracias al efecto que el viento ejerce sobre las velas, creando una componente de fuerzas que “empujan” el barco … y lo “halan”.

Para aquellos aficionados –o casi profesionales de la navegación, como mi compadre el Chino Boccardo, y mi hijo Henrique quienes están preguntándose por que tanto zig-zag en el curso de nuestra navegación, resulta que a partir del lunes, hemos tenido poco viento y casi siempre de popa (de espalda), lo cual demuestra una vez mas que somos unos inconformes: primero queríamos vientos… pero bueno….no tanto…. Y ahora… que vaina…. no hay viento suficiente. En fin… para continuar con la teoría, las velas funcionan como las alas de un avión, se curvan con el viento, y la diferencia de velocidad entre la parte mas larga de la vela (la exterior) y la mas corta (la interior) crea igualmente una diferencia de presión que hace que el velero avance…. Al igual que la curvatura de las alas hace que los aviones vuelen. Pero eso es teoría e ingeniería moderna porque en la época de Colón, por ejemplo, se entendía que los barcos solo podían ser movidos “empujados” por el viento, por lo que las velas de las carabelas eran perpendiculares al eje de las embarcaciones, las cuales por supuesto, solo navegaban con vientos de popa o, en general vientos que soplaban por la parte posterior del buque. Al menos eso buscaban los navegantes de aquellas épocas… y funcionaba. Pero la eficiencia mayor en estas corotos modernos, se logra navegando en un ángulo en relación al viento que permita el efecto antes descrito. Para los expertos estas explicaciones serán tediosas. Para los humanos corrientes, se pretende que ayude a entender que las variaciones del curso que llevamos se deben justamente a dos cosas: aprovechar al máximo los vientos, y evitar al máximo los riesgos de tempestades. Ya tuvimos nuestra dosis y hemos decidido no arriesgarnos a pasar otros momentos como los que intenté describir en mi mensaje anterior.

Todo está húmedo en el barco. No hemos comido sino alimentos fríos. Para calentarse hay que embojotarse. Nuestro capitán decide que hay que cocinar en caliente… y ayer por la noche tenemos una suculenta sopa (de lata… pero caliente sabía a gloria), seguida de una pasta a la Espiñeira… mejor que la de Da Franca… uno de los restaurantes caraqueños que siempre consideramos a la hora de una ración tipo italiana. Así que con ese espíritu avanzamos también a desayunos calientes –cosa que pensé nunca mas vería en mi vida. Y así nuestra hábitos alimenticios me hacen pensar que es posible sobrevivir esta aventura por el lado alimenticio. Esta noche… Arroz con todo… una receta que aprendí de nuestra amiga Lina Carvajal pero que me ha hecho prometer que no divulgaré. Finalmente los tres días de sol completo o mediano nos ayudan a alcanzar una situación de comodidad en lo que a humedad respecta.

Necesitábamos un buen baño. Habíamos tenido muchos, pero de agua salada. Decidimos que sí…lo hacemos con gran gusto y …..por fin nos cambiamos la ropa. Nos sentimos casi gente otra vez. Pero como siempre, hay accidentes. Alguna válvula de agua dulce queda goteando y perdemos una cantidad importante del preciado líquido. No es la de beber, ya que agua potable llevamos en envases plásticos separados. Los baños serán mas esporádicos, los platos y enseres serán lavados con agua salada, al igual que la ropa. El Capitán Andrés decidió donar al Atlántico toda su ropa de invierno ya que piensa no usarla mas en el viaje (vale decir que se puso a lavar en la popa del velero su ropa usada y en meneo de la nave, la ropa cayó al mar y con tanto sucio se hundió inmediatamente –se desconoce si será demandado por contaminación que solo se compara con la tragedia del buque petrolero hundido en Alaska –ya ni me acuerdo del nombre).

La tripulación se sienta a recapitular y planificar. Comenzamos a platicar de las experiencias. Pretendemos evaluar algunos problemitas. Tratamos de hacer las llamadas que nuestras familias esperan ansiosas. Nos enteramos del sensible fallecimiento de una hermana de Andrés en Madrid. Nos sentimos con una gran pérdida.. tan lejos. Nos crea un vacío de emoción… un hueco. La conocimos por muchos años a Auri. Dios la acoja en su Gloria. No encuentro las palabras para transmitir al Capitán mi pesar por su pérdida.

Trato de sentarme y escribir tantas emociones e impresiones. Pero la actividad aquí es incesante. Ajustar la escota de la mayor….ahora soltar la Trinqueta… no!!!, mejor saquemos la Génova….prender la planta… cargar las baterías, cocinar, lavar, reparar daños, etc…etc.. Hay dos capitanes expertos en veleros que dan órdenes … y un grumetillo margariteño para cumplirlas… no hay proporción ni para un motín a bordo.

Tampoco hay mucho tiempo para dormir…. Lo que se dice pues…DORMIR. De noche hay que hacer guardias. Durante la tormenta del domingo por la noche vemos un edificio moverse a estribor… y pensamos… será que estamos cucú y ya vamos a comenzar a ver visiones??? Pero no, estamos en la ruta de grandes buques mercantes y este bicho en particular pasó a no mas de 300 metros de nosotros rezongando con su característico silbato para que nos apartáramos. Tomamos conciencia de esos riesgos y establecemos una rutina de vigilancia a través del radar para que nos avise con una alarma si detecta un monstruo de esa categoría.. o aún menor… porsia. Pero también porsia… uno o dos de nosotros va a cubierta por unas 3 horas a lo largo de la noche para asegurarnos de no tener sorpresas.

Muchos recuerdos y hasta la próxima reseña.

Er Ñero Aguilera
N 40º 55’ W 60º 48’


Jun 5 2003

Why O’Comillas?

One has to have passion for the sea and be enchanted by the aura and symbolism of the Atlantic Ocean. In the case of Andrés and his father, Andrés Sr., both avid sailors, and both immigrants under very different circumstances, all the right ingredients are there.

To further understand the roots of this passion and enchantment we have to go back to 1950, when Andrés Sr.was 15 years old. He left Spain looking for a better life. The ship for that journey was the “Marqués de Comillas ” (pictured here on the right) This was certainly not a pleasure cruise, and Andrés Sr. wasn’t even traveling in third class but in a section for immigrants. It was a trip full of hope and many changes…

Once in Cuba Andrés Sr. (pictured here third from the left), or Abuelo as we all call him now, worked for an uncle who owned a fleet of fishing ships. But being the nephew of the owner he often got the short end of the stick from all the other fisherman. Abuelo spent many days and nights at the sea working and fishing and getting a real-life education.

You would think that someone who spent a chunk of their youth working and fishing on the sea would not like it as an adult. But to the contrary, this is where Abuelo developed his respect and love for the sea.

It is to celebrate this first voyage across the Atlantic on the Marqués de Comillas that we have named our sailboat O’Comillas.

(Note from Kristi, the editor/wife: I can see that the photo links aren’t working and I’ll try to fix them, but I can’t promise anything since my technological capabilities are limited, and my usual IT dept. is, of course, in the middle of the ocean. You should also know that as entries are posted, I’m editing them for spelling & punctuation. I would love to be able to translate the Spanish entries, and I’ll try if I have time.

Para lectores en espanol, una nota de Kristi, editor/esposa: Veo que las fotos arriba no funcionan, y las tratare de arreglar, pero no prometo nada, que mis habilidades tecnologicas estan limitadas. Tampoco se poner los acentos, etc. entonces me tienes que perdonar los errores!)


Jun 5 2003

Sloopy

Two more surprises on Wednesday.

I got to do two things I really enjoy: sail with a spinnaker and swim with dolphins.

My spinnaker is a beautiful white and blue sail that has the drawing of two inverted quotation marks facing each other. It makes me go fast even on light wind. Plus I look really cool with it.

Later in the afternoon a bunch of dolphins began to swim alongside of me. They were beautiful, we played and talked with each other for just a little bit because they were in a rush to go have dinner nearby.

I hope I see them again and get to play longer next time. They were fun!

Dos sorpresas más el Miercoles.

Me toco hacer dos cosas que me gustán mucho: velear con globo y nadar con delfines.

Mi globo es una vela azul y blanca con el dibujo de dos comillas invertidas opuestas entre ellas. Hace que valla rapido aún con poca brisa. Ademas, yo me veo super chevere con ella.

En la tarde, unos delfines nadaron a mi lado. Eran preciosos, jugamos y hablamos por un ratico porque ellos tenían prisa para ir a comer la cena.

Ojala, que los pueda volver a ver y jugar más tiempo con ellos. Eran muy divertidos!